El Escritorio. Blog de Luciano Grenni
domingo, 18 de mayo de 2014
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jueves, 1 de mayo de 2014
Amance - Virginia en la Ciudad
jueves, 26 de abril de 2012
Los libros no desaparecerán
miércoles, 7 de marzo de 2012
Recomendación I: El Mercader de Venecia
Recomendación I
Leer Shakespeare en ingles puede ser un emprendimiento de grandes frustraciones. No obstante, algunas de sus obras pueden ser más accesibles que otras, las cuales pueden servir también de entrenamiento para transitar por el resto de la producción del gran poeta inglés, y no perder uno de los placeres más grande que nos ha dejado la literatura universal.
El Mercader de Venecia: es sin duda uno de los que más he releído, y creo también el más accesible. En la primera frase del acto I dice Antonio “In sooth, I know not why I am so sad;” marcando una emoción estética que será permanente en toda la obra.
Recomiendo la edición en paperback de Longman Literature. Esta edición trae notas que son lo suficientemente concisas para no hacer la lectura de de las notas de referencia todo un libro aparte. Si bien disfruto de los prólogos introductorios y notas extensas, que develan detalles, algunos técnicos, pero de gran importancia, creo que en la lectura del Mercader de Venecia, las interrupciones no deben agotar los esfuerzos del lector, sobre todo cuando el argumento comienza a tomar caminos inesperados.
Ayuda mucho, en este caso, –pocas veces pienso esto- ver la película. El Mercader de Venecia de Al Pacino es fiel la obra de Shakespeare. Además, agrega el contexto visual de Venecia en el siglo XVI, con sus palacios, sus canales, sus vestimentas, su gente. Se puede ver la película, haciendo pausas, leyendo las líneas del libro, recitando los versos para disfrutar también de la fonética y las rimas. Es toda una experiencia. La película de Al Pacino suprime una buena parte de los versos, pero el orden cronológico se mantiene, lo cual es para destacar.
La única advertencia a este ejercicio, es tener en cuenta que las obras de Shakespeare se escribieron para actores que tenían que decir sus versos en aquellos teatros elizabeteanos, circulares de dos o tres pisos. Las palabras salían cargadas de tórax y pulmón, con posturas y énfasis que quedarían ridículas en una escena cinematográfica, donde prima el susurro, versos sottovoce. No obstante, Al Pacino, fiel a su amor por el teatro, se da licencia actoral en la escena del monólogo de Shylock, vociferando:
“he hath disgraced me, and hindered me half a million – laughed at my losses, mocked at my gains, scorned my nation, thwarted my bargains, cooled my friends, heated mine enemies – and what´s his reason?
I am a jew.
Las palabras que hay que aprender del Ingles de Shakespeare no son tantas. Ejercitando con paciencia en una o dos escenas, pronto verán que llegarán a leer el resto de la obra sin utilizar las notas al margen. Un placer, lo recomiendo.
En el próximo comentario traeré información de gran ayuda para abordar la obra Ricardo Tercero.
miércoles, 29 de febrero de 2012
Meditacion en prosa I
A Alejandra Pizarnik
Hace unos meses, vi por la ventana una mujer muerta. No tenía ropa. Ese mismo día soñé con un río. Yo estaba recostado en el pasto, a la luz del día. Había un viento suave. El sonido del agua era calmo y cálido. Mis manos se movían.
Hace unos meses vi por la ventana una mujer muerta en un infierno musical. No tenía miedo del lenguaje en el silencio. Sus ojos sus voces y sus nombres, hendidos a la sombra del viento, ocultaban palabras cubiertas por un dibujo oculto de un pájaro.
Hace unos meses vi una mujer muerta. Sin noche y sin silencio. Yo escuchaba el resonar del viento que se adentraba en mi sueño. La mujer no se movía. Su nombre, emanaba la música triste que se escucha del otro lado.
Fragmento del Capitulo II de El Camino a Venecia
Colegio Real de La Flèche, 1607